domingo, 13 de julio de 2008

A Guido Mutis

A dos tardes lluviosas de su partida

Cuando se suma a la lluvia eterna
un amigo de los sonidos y ritmos esenciales
su cuerpo yace en la profunda tierra
y sus alas han expandido plumas
remontando el alto con hálitos de vida permanente
Cuando ya silencian sus voces los gatos,
los chirridos de puertas, y el té que humea
en la charla del atardecer,
No parecen languidecer los cauces de los ríos,
Se excitan las corrientes fluviales,
corriendo raudas hasta las fosas oceánicas
y los apagados diálogos
bochinchean junto a un mazo de presagios alegres
Una charla inútil
con la querencia del que opta
por encumbrase a los cielos
nos desafía a volver a escribir la vida,
detrás de una mata de tilo,
de un afluente de agua
o de sol

Heddy, desde la Niebla, julio de 2008