(A Isabel Tonko Paterito y a su madre Gabriela,
Bravas mujeres kawésqar de nuestra era)
Silva tu canto, trina en el viento
la tierra aprieta las raíces
estruja lombrices y hierbas
Inconfundible respiro
eterno, inhumano
desfleca, hace jirones
el perfume de las almas
Torres de agua
han esmerilado mis piernas
ahora lucen huecas
y pétreas
el agua hace de ellas
cavernas donde la ola se astilla
Ulula el viento entre los coigues
la piedra es el hueco de la selva
nada más que raíz y manos
son los seres que se aferran
a estos cuerpos australes
y gélidos
Los hermanos de los lobos
aún navegan en su lengua
Nómades, sumergen sus ojos
en los mares eternos
y ríen en el frío
encontrando la foca
la cholga, la isla
el junquillo
y la pregunta
¿Cuándo, volver a recalar
en canoa, sin orden de zarpe
de marineros blancos?
¿Cuándo
volver la piel de lobo
a cubrir el cuerpo desnudo
mojado de sueños?
¿Cuándo las mujeres
a sumergirse en los fondos
marinos, libres y bravas?
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