jueves, 24 de abril de 2008

CRITICA: Valente - Epple - Villegas - Rojo

POEMAS INSURRECTOS
Heddy Navarro. Ediciones Literatura Alternativa
Santiago, 1989,82 páginas.


Heddy Navarro escribe una poesía de denuncia o de solidaridad, que fácilmente podría salir panfletaria, y sin embargo consigue mantenerse en el tono poético exacto: «Hoy es 18 de octubre / estrujo mis orillas húmedas / cataratas mueren en el aire / Celebro mañana / día de la libertad en Sudáfrica / han asesinado a Moloise / poeta de palomas negras / manantiales oscuros manan de la tierra / Viva Moloise / Hoy es mi cumpleaños / mañana Sudáfrica / será una torta de chocolate»
Dentro de este contexto hay una continua y sistemática convergencia entre la insurrección social y alzamiento erótico de la mujer: «Estoy en la calle chuteando bombas lacrimógenas / para ahogar la pena! por el golpe / que derribó tus besos!. Construyo barricadas / pero el miedo me impide! ver tus ojos! más allá de las llamas / Estoy en asamblea permanente! con mi cuerpo / para despoblarlo de miserables criaturas / Enciendo velas en todas mis veredas / levanto la animita de tus brazos! porque voy a descabezar al tirano! y decretar para siempre / la democracia de caricias / sin zonas clausuradas».
Esta visible convergencia erótico-política atraviesa de punta a cabo los mejores poemas de este libro: «Apuntar! abrir la blusa del enemigo / provocarle espasmos! subvertir el miedo! ganar la calle! las libertas palabras! los glúteos / el vientre / ganar los hijos! la excarcelada risa! de sus madres». Debe subrayarse el talento de Heddy Navarro para luchar por tres cosas que en estos poemas se identifican extrañamente: la democracia, el amor de hombre y mujer, y el rigor de la palabra poética.
Curiosamente, esta poesía engagée hace buena alianza con la condición militantemente femenina de la autora, que no incurre en los clásicos moldes de la hembra impresa, ni tampoco en las proclamas de un feminismo convencional, sino que revela ciertas profundidades del alma femenina en el acto mismo de su insurrección pólítica, que por eso mismo tiene algo de cósmico: «Me declaro ingobernable! y establezco mi propio gobierno! Inicio un paro indefinido! y que el país reviente de basura! esperando mis escobas! Soy mujer de flor en pecho / y hasta que se desplomen los muros de esta cárcel / me declaro! termita, abeja asesína y marabunta / y agárrense los pantalones! las faldas ya están echadas».
Sin embargo, esta constante búsqueda de una definición esencial de la mujer quedaría de algún modo trivializada si sólo se sostuviera en la conjunción con la nota de protesta social. hay varios poemas de este libro que, dejado a un lado todo compromiso político, dan rienda suelta al misterio de la mujer en sí misma. He aquí un hermoso ejemplo, que relaciona al ser femenino con las profundidades de la madre naturaleza - con la femineidad radical de la tierra- mediante un complejo sistema de imágenes mixtas:
“Bala la hembra en el cielo estrellado! sus ojos apuntan sólo a la tierra! la comisura de los labios! insiste en pisar! las heladas raíces de los pinos! recortado el seno! afilados los pezones! que relinchan a la luna! el planeta se curva! soño¬liento! y es sólo hembra! corteza! leche seca! sonando entre los cerros

Ignacio Valente
El Mercurio, 27 de agosto de1989

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Heddy Navarro. Poemas insurrectos. Santiago de Chile:
Ediciones Literatura Alternativa, 1988.79 pp.


La escritura femenina y feminista de Chile parece haber superado definitivamente su tendencia a la inserción imitativa en los parámetros consagrados del canon nacional o su ostentación marginal de rebeldías. Emergiendo con inusitadas energías liberadoras en un período de crisis que ha obligado a revisar críticamente nuestra percepción de la contemporaneidad histórica, y a reformular nuestros dilemas y utopías, esta escritura ha ido decantando ciertos registros distintivos que permitirán perfilarla como una «nueva poesía femenina».
En esta nueva promoción de poetas chilenas se destacan, a mi juicio, tres autoras cuyas propuestas suponen un punto de partida radicalmente diferente de los registros temáticos y formales que privilegiaban las generaciones precedentes: Soledad Fariña, Heddy Navarro y Verónica Zondeck. Pienso que lo que las identifica y las distingue de lo que comúnmente se difundía en Chile como expresión poética femenina es la desinhibición ideológica en el trato con la realidad, una concepción de la poesía como proceso de creación verbal que pone en tensión dialogante tanto las facultades cognoscitivas como emotivas de la personalidad que enuncia el discurso, y una exploración rigurosa de las opciones del lenguaje para significar estas dimensiones de la realidad, exploración que convierte el texto en un campo sensual y cerebral de configuraciones, en un cuerpo que se modela como paráfrasis de la idea primigenia de creación. La corporización del texto atrae así a la propuesta creativa las asociaciones de auto-exploración (en que el despertar de la sensualidad se metaforiza como exploración sensorial de las texturas del discurso), reconocimiento de una identidad, y refundación de un sistema de relaciones intelectivas para habitar más plenamente los espacios íntimos y sociales de nuestra cotidianidad. En el proceso, fiscalizando por lo general la tentación paródica, el texto termina subvirtiendo las formas tópicas de los lenguajes heredados, desde el tradicional registro intimista que se le supone a la poesía, pervivencia de una noción romántica del género, hasta los modelos públicos de discurso.
El último libro de Heddy Navarro, Poemas insurrectos (1988), es un buen ejemplo de esta nueva poética feminista chilena.
Los poemas insurrectos que integran este volumen formalizan una perspectiva creadora que se hace cargo de los dilemas, requisitorias de la liberación social y femenina, contextualizando una identidad a la vez corporal e histórica, donde la mujer revierte el rol tradicional que le ha sido asignado, se despoja de los sucesivos ropajes ideológicos, y desde la desafiante desnudez de su sensibilidad y capacidad de rearticulación lógica del mundo, reivindica par sí un rango protagónico en los quehaceres del mundo.
La primera sección del libro (“Poemas insurrectos») confronta las expectativas del discurso político y su preten¬sión homogeneizante, canalizando en la subversión textual de las proclamas, informes, comunicados y plataformas una inquietante aclaración de opciones y una declaración sediciosa de principios que la cerrazón ideológica o el pudor han relegado a un estatuto marginal.
En esta desembozada confrontación del sedimento radical de los lenguajes en uso, la palabra «principio» se va cargando de connotaciones olvidadas o pervertidas por la división biológica y social de la pareja, a fin de cuentas un fenómeno de naturaleza histórico-cultural más que de legalidad biológica: el principio de igualdad política que se gesta en la concertación pública de la calle debe reafirmarse con la
igualdad familiar de la casa y a la vez recuperar cierto estatuto originario de igualdad erótica y genésica. En este sentido la reivindicación de la sexúalidad, en una sociedad que ha bastardeado la naturaleza humana manipulando ideológicamente las dicotomías hembra-macho, hombre-mujer, naturaleza-espíritu, sentimiento-intelecto, procrea¬ción-cre ación, etc., se convierte en una insoslayable petición de principio: aprender a leer su energía liberadora nos lleva a reestablecer los parámetros dialogantes entre la naturaleza (humana) y la historia, a liberarnos de la autocomplacien¬te costumbre de habitar espacios sucedáneos de libertad.
La segunda sección (“Monólogo de la hembra tardía”) articula un poderoso registro poético que concentra y distiende la experiencia plural de la mujer como sujeto biológico, histórico y figura rebelde a los sucesivos arquetipos culturales que le han asignado. Al desarticular las imágenes heredadas y su andamiaje retórico, la hembra selecciona los signos parciales, fragmentados, de su identidad, enhebra los derroteros inconclusos de su historia, y articula una conciencia y una fisonomía fundada no en las dicotomías maniqueas sino en una estrategia solidaria.
Arte de la pasión lúcida, esta obra explora la ductibilidad sensual de logos, propicia la unidad de los contrarios a partir del reconocimiento de una dialéctica natural ligada íntimamente a la social, y define así el estatuto del amor combativo y dialogante.

Juan Armando Epple
University of Oregon

Chasqui
Revista de Literatura Latinoamericana, número 1, vo¬lumen XIX, mayo 1990.
ISBN: 0145-8973


Comentarios críticos

Heddy Navarro Harris. Ovulos. Santiago de Chile: Ediciones Tragaluz, 1986, 69 pp.Heddy Navarro Harris es una de las mejores y renovadoras poetas chilenas actuales. En el año 1984 publicó un poemario cuyo título -Palabra de Mujer- podía entenderse en sentido irónico o como afirmación de la voz poética de la mujer, con su propio espacio y su,propio mundo de referencias. Este nuevo libro conforma tanto su valor lírico como su significación dentro de la poesía de la mujer en Chile. El discurso lírico de Heddy Navarro es una voz original y moderna dentro del contexto poético nacional. Desde la perspectiva internacional, acentúa una dimensión y un espacio, un tono y un lenguaje, que ha asomado con timidez en otras poetas latinoamericanas.
En Ovulos recurren algunos de los motivos insinuados en Palabra de Mujer: el sarcasmo y la ironía con respecto al tú, el espacio de la cocina como el espacio poético de la hablante, la proyección de la experiencia individual a la experiencia de la mujer, la mujer madre como experiencia física, la presencia de la mujer a nivel cotidiano. Pese a la raíz común de estos temas y motivos con el libro anterior, hay en el último una mayor trascendencia social, una mayor dilatación afectiva y es más evidente que la experiencia no vale como experiencia individual de una mujer. Es el canto de la mujer con rasgos comunes a la hablante: mujer que adquiere conciencia de su ser explotado por el hombre y la tradición patriarcal; la mujer con sensaciones en que se mezclan con el espacio de la casa y la cocina; mujer cuyo contorno es el de la casa, los hijos y el marido; mujer con conciencia de traer hijos al mundo hostil y amenazado y que autoafirma en la continuidad de la especie. A estos motivos, se incorporan algunos nuevos; la presencia del Sur de Chile como marco de referencias y recuerdos. Hay, además, mayor énfasis en la soledad
de la hablante como realidad inevitable de mujer, no ya -como en el caso de los poemas de Palabra de Mujer- por causa del exilio o el alejamiento del amado por causas políticas. Esta soledad es más intensa e inexorable, por lo tanto más desquiciadora. Soledad que origina el sarcasmo de algunos de los poemas y la intensidad afectiva de otros.
La nota más novedosa para el conocedor de la poesía anterior de Heddy Navarro es la presencia del sur de Chile, a través de las imágenes en que la hablante se transforma en pescadora y el uso del lenguaje que proporciona a lós poemas una tonalidad inédita en la poesía chilena. Este juego poético es sutil. Interesante, por ejemplo, es la seducción amorosa en librería/el ojo extiende su espinel smi carnada! a puro remo vuelvo a buscarte/por si quieres comer conmigo/en vez de esa sopa de imágenes está el poema «Preamar”: «Los cochayuyos! resisten la arremetida de las olas/mi piel persevera en orillarse/ contigo! Pero tú mi macho! todo lo inseminas/hasta los pequeños moluscos! que escondo entre mis dedos».
Heddy Navarro Harris es una de las voces poéticas más sugerentes dentro de la gran renovación de la poesía de la mujer en Chile en los últimos años. Es una voz consciente de su ser mujer en un espacio que la margina, en el cual cumple sus «funciones» de madre, esposa, servidora, cuidadora, de la casa, a veces con dulzura, otras con indignación. Heddy Navarro configura un mundo poético, a ratos agresivo, otros sarcástico, de lenguaje e imágenes originales, siempre convincente.

Juan Villegas
University of California - Irvine
Chasqui, número 2, volumen XVI, noviembre, 1987
148 Monólogo de la Hembra Tardía



NOTA SOBRE HEDDY NAVARRO

Heddy Navarro Harris nació en Puerto Montt (Sur de Chile) en 1944. Estudió allí gran parte de su educación básica y secundaria y posteriormente realizó estudios universitarios en la Universidad Austral de Chile, Valdivia, yen la Universidad de Chile en Santiago, donde recibió el título de Profesora de Estado en Artes, en 1967. Trabajó como docente desde 1968 a 1973 en el Liceo N98 de Niñas, de San Miguel (populosa comuna de Santiago); de 1972 a 1973, en el Departamento de Teoría del Arte de la Universidad de Chile; de 1973 a 1980 estuvo cesante por motivos políticos. Inició durante este período su trabajo literario, yen 1981 participa con los poetas Jaime Quezada y Floridor Pérez en un taller de la Sociedad de Escritores de Chile (SEd). Actualmente es profesora de Arte en el Colegio Francisco de Miranda, vinculándose activamente al quehacer literario chileno (congresos, recitales, talleres, etc). Ha publicado: Palabra de Mujer, en 1984; Ovulos, en 1986, Oda al macho, en 1987 y Poemas insurrectos, en 1988. Ha sido antologada por Juan Villegas, en 1985: Antología de la nueva poesía femenina chilena, y por Alejandra Basualto, Inge Corssen y Astrid Fugellie en La mujer en la poesía de los 80(1987). Ha obtenido el Primer Premio Poesía “Javiera Carrera" y el Tercer Premio Concurso AGECH (Asociación Gremial de Educadores de Chile), ambos en 1982. Es madre de 4 hijos y compañera del poeta Bruno Serrano, con quien realiza una fuerte actividad literaria (dirigen, por ejemplo, un taller de poesía adolescente de Ediciones Literatura Alternativa).
Su poesía se inserta en dos vertientes: la literatura nacida bajo el “silencio» que el régimen militar hubiese deseado instituir y la que se establece a partir de su ‘yo» femenino. La primera nace creando imágenes y formas nuevas que le permitan expresar connotativamente su dolor.
Las palabras así creadas requieren de un lector cómplice que juegue con ellas descifrando claves e ironías:
el autor cifra su mensaje en un código que limita a sus posibles descifradores, de tal modo que los lectores deben estar en posición de interpretarlo. Perspectiva que implica la necesidad de un lector cómplice y la eficacia del poema subordinada a la participación de ese lector intencionado’

El discurso poético establece así un círculo hermenéu¬tico donde el poeta escribe para un lector determinado y sólo desde allí abre una puerta hacia la universalidad. Heddy en el poema «Pan» genera una analogía de este orden:

Se liuda un pan sin nombre/desde la palma de la mano/ hasta la palma de otra mano/se avienta el trigo/desde la tinaja al horizonte/del horizonte a la tinaja/sube por el ojo la semilla! cae vuela! Se liuda un pan sin nombre2

Se está construyendo entre todos; pero nadie es respon¬sable directo, el pronombre «se» así lo indica. Los verbos «caer», «volar» dan la dimensión desde la objetividad de la tinaja a la amplitud del horizonte: ¿Qué se construye? ¿Qué se amasa? El lector cómplice tiene la clave.
La segunda vertiente desea establecer un espacio propio. Es una voz femenina consciente de su realidad y que responde a ella de múltiples maneras. Observamos la ironía en algunos poemas:

1 Villegas, Juan. “Poesía chilena actual: censura y procedimientos poéticos”, Hispamérica. S.A.:, 1983, p.l47.
2 Navarro, Heddy. Ovulos, Chile: Tragaluz, 1986. p. 60. 150 Monólogo de la Hembra Tardía


Suelen ellos/tan peinaditosy amables/tanprotectores y amantes/eructar en medio de una caricia! sacar un pañuelo de infancia/y llorar en nuestro hombro/por el destete precoz! de la madre3.

En otros aparece la soledad existencial, la insatisfacción frente a la cotidianeidad femenina que ahoga, pero que, aun renegando de ella, es deterrninantemente propia:

Hicimos el amor! una noche! y yo casi dormida! pensaba en el canasto! -si quedarían papas-/Ahora que las papas están! cocidas! y ni una sola quiere entrar! ami boca! te digo! podríamos haber comido! amor! toda la vida4.

También surge su dimensión de hembra vinculada a la naturaleza, al mar, al sur, a la tierra, al macho que inunda de semillas y genera la entrega:

con esta punta seca que dibuja! cangrejos blandos! y testículos que respiran! en el túnel que llega! me rindo a lo áspero de tu axila! a los géiser de tus dedos! que pirograban mis cráteres!y ataco hasta morir! inundada de peces.

Heddy a través de la poesía afirma su ser femenino en un espacio patriarcal donde la voz y la presencia de la mujer han sido tradicionalmente marginadas. Desde la cocina y el parto alza su voz para exigir reconocimiento histórico:

(...)/ Yo la parturienta! seguiré pariendo hombres para poblar! el mundo! a pesar de la bomba de Neutrones/y de las verdades absolutas6.

3 Ibid. p. 14.
4 Ibid. p. 31.
5 Navarro, Heddy. Oda al macho, Chile: Ergo sum, 1987. p. X.
6 Navarro, Heddy. Ovulos. Chile: Tragaluz,1986, p.lO


Comentarios críticos 151

Su última obra, recientemente aparecida, pareciera-ser una síntesis de las dos vertientes anteriores. Sin embargo, aquí el lenguaje se abre a imágenes más directas y la forma se organiza como una subversión a la norma estable¬cida del poder. Juan Armando Epple plantea que la obra se da desde:

Una perspectiva creadora y una práctica que se hace cargo de los dilemas y requisitorias de la liberación socialy femenina contextualizando una identidad a la vez corporal e histórica, donde la mujer subvierte el rol tradicional que le ha sido asignado (...) y desde la desafiante desnudez de su sensibilidad y su capacidad de rearticulación lógica del mundo reivindica su olvi¬dado rango de sujeto de la cotidianeidad íntima y colectiva del ser humano7.

Me parece que estas palabras apuntan o develan la raíz del discurso de Heddy Navarro.

La obra está dividida en tres partes: en la primera utiliza proclamas, informes, comunicados (formas propias del discurso del poder) para expresar su rebeldía al orden instituido en la calle y en la cama:

«Proclama 1”: Me declaro ingobernable! y establezco mi propio gobierno! inicio un paro indefinido/y que el país reviente de basura! esperando mis escobas/ Soy mujer de flor en pecho! y hasta que desplomen los muros de esta cárcel! Me declaro! termita, abeja asesina y marabunta/y agárrense los pantalones/las faldas
ya están echadas.

7 Epple, Juan Armando. Prólogo a Navarro, Heddy. Poemas insurrectos.
Chile: Ediciones Literatura Alternativa, 1988.
8 Navarro, Heddy. Poemas insurrectos. Chile: Ediciones Literatura
Alternativa. p. 13.
152 Monólogo de la Hembra Tardía


En la segunda parte, “Hembra tardía», se patentiza una conciencia actuante, que establece su identidad, y en la tercera, “Perestroika”, entre otras voces, aquélla de la dialéctica entre el ayer y el hoy:

Imagínate/ un Primero de mayo! La Gran avenida llena de pancartas! el monumento al Che delante del estrado! Fidel hablándonos y sobre tus hombros! mi hija Tania con pañales limpios! Imagínate sentir las balas del dos de abril! de mil novecientos y tanto! levantarnos sin heridas con la risa joven! de mayo del sesenta y ocho! Imagínate a Palestro autografiando! fotos de Gardel cada 24 de mayo! Imagínate ahora/este Primero de mayo! en que aprietas mis dedos fríos! y militares! sin ningún respeto! nos apuntan.

Es importante observar la reiteración de la palabra “imagínate”, porque tiene invertido el sentido de una canción popular de Silvio Rodríguez. En esta última se le pide a la amada que imagine lo que no es; en tanto que en el poema la hablante solicita a su compañero que imagine en un instante la realidad toda, como si fuese posible quebrar el tiempo.

Sara Rojo
Revista Extremos, N2 6, año 1V-y, 1989-1990, Concepción (Chile), Stony Brook (Nueva York), San Juan (Puerto Rico).

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